domingo, 22 de marzo de 2009
La cama después de que hacemos el amor
Eusebio Ruvalcaba
Nada supera la cama después
de que hacemos el amor. Mírala, obsérvala
detenidamente. Cual cordillera
modesta, la sábana, entre explanadas
y cumbres, aún conserva la línea
de nuestras siluetas. Las almohadas,
en cambio, mullidas por el centro,
poco pueden decir de nuestros labios
besándose, desparramando el vino
de una boca a la otra. Acaso el olor,
el olor de tu piel, de tu humedad.
Acaso el olor —el nuestro— haga de esta
cama el mejor lugar para morir.
Nada supera la cama después
de que hacemos el amor. Mírala, obsérvala
detenidamente. Cual cordillera
modesta, la sábana, entre explanadas
y cumbres, aún conserva la línea
de nuestras siluetas. Las almohadas,
en cambio, mullidas por el centro,
poco pueden decir de nuestros labios
besándose, desparramando el vino
de una boca a la otra. Acaso el olor,
el olor de tu piel, de tu humedad.
Acaso el olor —el nuestro— haga de esta
cama el mejor lugar para morir.
martes, 10 de marzo de 2009
Premonición
Carolina Flores Hine
alguna mirada
que vos fijabas en el tiempo
se cruzaba entre mis pasos
y la cama
entonces aprendía
cómo ubicar al miedo
y sobre todas las muertes
yo temía por la nuestra
recuerdo que lloraba
como extrañándote
y aún no había huido
alguna mirada
que vos fijabas en el tiempo
se cruzaba entre mis pasos
y la cama
entonces aprendía
cómo ubicar al miedo
y sobre todas las muertes
yo temía por la nuestra
recuerdo que lloraba
como extrañándote
y aún no había huido
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