domingo, 22 de marzo de 2009

La cama después de que hacemos el amor

Eusebio Ruvalcaba

Nada supera la cama después
de que hacemos el amor. Mírala, obsérvala
detenidamente. Cual cordillera
modesta, la sábana, entre explanadas
y cumbres, aún conserva la línea
de nuestras siluetas. Las almohadas,
en cambio, mullidas por el centro,
poco pueden decir de nuestros labios
besándose, desparramando el vino
de una boca a la otra. Acaso el olor,
el olor de tu piel, de tu humedad.
Acaso el olor —el nuestro— haga de esta
cama el mejor lugar para morir.

1 comentario:

  1. Genial y hermoso
    envidio la posibilidad de hacer de un momento tan comun algo tan extraordinario, lleno de poesia y belleza

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